"El hombrecito de la lluvia" de Gianni Rodari - Ilustración de Nicoletta Costa
Yo conozco al hombrecito de la lluvia.
Es un hombrecito ligero, ligero, que vive en las nubes.
Salta de una nube a otra sin hundir el suelo suave y vaporoso.
Las nubes tienen muchos grifos. Cuando el hombrecito abre los grifos, las nubes dejan caer el agua sobre la tierra.
Cuando el hombrecito cierra los grifos, la lluvia cesa. Tiene mucho trabajo el hombrecito de la lluvia, siempre abriendo y cerrando los grifos. Y a veces se cansa.
Cuando está agotado, se tira sobre una nube y se adormece. Duerme, duerme, duerme. Mientras, como ha dejado todos los grifos abiertos, sigue lloviendo sin parar.
Es una suerte que un trueno más fuerte que los demás lo despierte. El hombrecito se levanta de un salto y exclama: "–¡Pobre de mí, cuánto tiempo llevo dormido!"
Mira hacia abajo y ve los pueblos, las montañas y los campos grises y tristes bajo el agua que sigue cayendo.
Entonces comienza a saltar de una nube a otra, cerrando deprisa todos los grifos.
Así, la lluvia cesa, el viento empuja a las nubes, que, al moverse, acunan dulcemente al hombrecito de la lluvia y éste se duerme de nuevo.
Cuando se despierta, exclama: "–¡Pobre de mí, cuánto tiempo llevo dormido!" Mira hacia abajo y ve la tierra seca y agrietada, sin una gota de agua.
Entonces va y viene por el cielo para abrir todos los grifos. ¡Siempre la misma historia!
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